Jane Goodall, la sostenibilidad y el legado del Mediterráneo en una copa de vermut

Hoy el mundo despide a Jane Goodall, una mujer que nos enseñó a mirar la naturaleza con otros ojos. Su vida fue una demostración de que no existen gestos pequeños cuando se trata de cuidar el planeta: desde su trabajo con los chimpancés en Tanzania hasta su defensa apasionada de la biodiversidad, su mensaje fue claro y directo: la esperanza está en nuestras manos.

Ese mismo espíritu nos inspira en Bikini Azul. Porque el Mediterráneo no es solo un lugar; es una forma de entender la vida. Aquí el sol marca los ritmos, el mar refresca la brisa y la tierra nos regala frutos que saben a historia. Y también aquí aprendimos que disfrutar del presente y cuidar del entorno son dos actos que pueden ir de la mano.


Una copa que habla de sostenibilidad

Cuando decidimos dar forma a Bikini Azul Vermut y Bikini l’Apéritif, no solo pensamos en el sabor, en la elegancia de la botella o en la tradición del aperitivo mediterráneo. Pensamos también en su huella. Porque cada elección de materiales, cada cultivo y cada gesto en la producción tiene un impacto.

  • Vidrio 100% reciclado: nuestras botellas no nacen de cero, sino de un ciclo continuo. El vidrio reciclado requiere menos energía para fundirse, reduce emisiones y puede volver a transformarse una y otra vez sin perder calidad.

  • Tapón de madera y corcho natural en el vermut: materiales biodegradables que, si regresan a la naturaleza, se descomponen sin dejar rastro.

  • Tapón de aluminio en el apéritif: ligero, reciclable infinitamente y con menor huella de carbono que otros metales. Cada tapón es un recordatorio de que la sostenibilidad no está reñida con la belleza.


La sabiduría de la uva Moscatel

Si hay una protagonista silenciosa de Bikini Azul, esa es la uva Moscatel de Alejandría, cultivada en la Marina Alta desde tiempos antiguos.

Esta variedad tiene una característica que la hace especial en un mundo donde el agua es cada vez más escasa: es un cultivo de secano.

El Moscatel crece gracias a la lluvia que la tierra recibe y a la humedad que el mar regala en las noches de verano. No necesita riego artificial ni sistemas intensivos: es la naturaleza misma quien marca su ritmo de maduración.

En tiempos donde hablar de sostenibilidad también significa hablar de gestión responsable del agua, el Moscatel es un ejemplo de resiliencia mediterránea. Respetar este ciclo, cosechar con paciencia y no forzar lo que la tierra nos da es parte de nuestra filosofía.


Inspiración de Jane Goodall en cada detalle

Jane Goodall repetía una frase que nos inspira: “Lo que haces marca una diferencia, y tienes que decidir qué tipo de diferencia quieres marcar.”

En Bikini Azul decidimos que la diferencia debía ser clara: no queremos que nuestra huella sea mayor que nuestro legado. Queremos que cada botella no solo evoque el Mediterráneo, sino que también represente un compromiso con él.

Por eso trabajamos con proveedores locales, reducimos transportes innecesarios y apostamos por materiales que alargan los ciclos de vida de los envases. Creemos que el placer de un vermut, el ritual del aperitivo, puede ser también una manera de educar en sostenibilidad.


El Mediterráneo como promesa

Quienes vivimos junto al Mediterráneo sabemos que este mar es mucho más que un paisaje: es un ecosistema frágil, amenazado por el plástico, la sobreexplotación y el cambio climático. Desde la sombra de las vides hasta el brillo de la arena, todo depende de que sepamos cuidarlo.

Al elegir un Bikini Azul, eliges también apoyar una forma de trabajar donde la tradición se une al respeto por la tierra. Porque sostenibilidad no es un eslogan: es apostar por el secano frente al regadío intensivo, por el vidrio reciclado frente al desecho, por los materiales biodegradables frente al plástico que nunca desaparece.


Un brindis consciente

Hoy, mientras recordamos a Jane Goodall, queremos invitarte a un brindis distinto. No solo por el placer de una copa de vermut al caer la tarde, sino también por lo que significa:

  • Un brindis por quienes trabajan la tierra con paciencia.

  • Un brindis por cada decisión que reduce nuestra huella.

  • Un brindis por el mar, por los campos de moscatel y por las generaciones que heredarán esta tierra.

Porque como decía Jane, la esperanza no es pasiva: la esperanza es acción. Y cada vez que eliges disfrutar de un ritual mediterráneo con conciencia, estás siendo parte de ese cambio.

Que cada sorbo de Bikini Azul sea también un recordatorio: cuidar del planeta puede empezar en tu mesa, copa en mano, con un gesto tan sencillo y hermoso como brindar por la vida.

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